Recordemos que el ser humano posee, además del cuerpo físico, un cuerpo etéreo o astral y un cuerpo espiritual. Algunas veces, a través de ejercicios sostenidos de concentración y relajación profunda, cuando se produce un predominio de las ondas alfa, el cuerpo astral, donde reside el alma, puede alcanzar contactos con planos distintos de los que la experiencia habitual conoce.
A pesar de que dicha experiencia puede ser controlada, existe la posibilidad de que en determinado momento, las imágenes comiencen a cobrar autonomía, escapen de nuestro dominio y se vuelvan imposibles de manejar. Esto encierra un grave peligro, pues el acceso a estados totalmente distintos de los conocidos, puede ocasionarnos vivencias que nos angustien y cuyos efectos no siempre podamos controlar.
El resultado puede ser, por lo tanto, sumamente negativo para nuestro proceso de crecimiento y armonía interior. Tengamos en cuenta, entonces, que es fundamental recurrir siempre a personas iniciadas en estas experiencias esotéricas. La lectura de libros por sí sola no basta, y únicamente un profundo entrenamiento y sabiduría pueden garantizar una experiencia rica y espiritualmente benéfica.